Tokujin Yoshioka expresa la luminosidad de Dom Pérignon que se encarna en un objeto artístico y en una edición limitada de cofre y botella.
La inspiración guía la ambición creativa de Dom Pérignon. Una avidez marcada por la armonía y la emoción en la cual la estética y el valor sensorial juegan con la precisión, la intensidad, el tacto, la mineralidad y la complejidad.
Su legado de creación es la reinvención de su trabajo en cada Vintage. De un vintage al siguiente, Dom Pérignon comparte su enfoque creativo con creadores de distintas disciplinas, invitándoles a explorar nuevos territorios con la posibilidad de transcribir aspectos de cada Vintage desde su propia perspectiva. Algunos de estos artistas han sido Marc Newson, Karl Lagerfeld, David Lynch, Jeff Koons , Lang Lang y Iris van Herpen.
Este año, Dom Pérignon y el diseñador japonés Tokujin Yoshioka han desarrollado una colaboración para revelar Dom Pérignon Vintage 2009.
Nacido a finales de una década prodigiosamente iluminada por el sol, en un año de luz y calor intensos, el vintage 2009 de Dom Pérignon es un champán solar. A la vista, al paladar, transmite una vibración luminosa, casi intangible pero presente. Un champán con luz propia la cual remite en una explosión de colores, inspirando una ola de emociones radiantes.
La energía y belleza de esta luz han sido el hilo conductor del trabajo de Tokujin Yoshioka y lo que ha permitido a Dom Pérignon establecer un vínculo espiritual con este artista único.
UNA EDICIÓN LIMITADA
La luminosidad del año es el alma del champán. Esta es la expresión con la que Yoshioka expresa Dom Pérignon 2009, la cual se encarna en un objeto artístico y en una edición limitada de cofre y botella.
Tokujin presenta PRISM, una instalación de cristal como homenaje a la singular naturaleza de Dom Pérignon Vintage 2009. A modo celebración de luz, la escenografía está compuesta de tres bloques de cristal que contienen la botella de champán en su centro. Desde el oscuro centro de la pieza, la luz irradia al exterior, atravesando transparentes superficies de vidrio que reflejan la luz dando vida a un estallido de colores.
A modo extensión de la instalación de cristal, Yoshioka reinterpreta el emblemático escudo de la Maison como una fuerza emergente desde el oscuro cristal de la botella, evocando la experiencia sensorial de degustar Dom Pérignon en toda su luz, color y emoción.