La estructura radial gigantesca y futurista, en la forma impresionante y poética de una estrella de mar de seis brazos, diseñada por Zaha Hadid Architects, y ya se ha convertido en un símbolo icónico de la ciudad china.
El diseño, producido en colaboración con las firmas de ingeniería ADP Ingénierie y Buro Happold Engineering, es una mezcla informada de los principios arquitectónicos tradicionales chinos (espacios interconectados organizados alrededor de un espacio central común) y las formas fluidas y sinuosas típicas de Hadid Architects.
La configuración radial del aeropuerto está coronada por un techo totalmente único: un inmenso tragaluz en forma de flor sostenido por imponentes pilares huecos que canalizan la luz natural hacia la terminal. Las columnas parabólicas y los techos abovedados, que culminan en una serie de pozos de luz circulares, marcan el espacio, percibido como una vía continua.
Dada la inmensidad del proyecto, el desafío era permanecer centrado en el usuario, para guiar y simplificar los movimientos de las personas tanto como sea posible, así como permitir que los pasajeros lleguen a sus aviones lo más rápido posible, según Hadid Architects, la distancia entre el eGate de check-in y entre cada una de las puertas nunca supera los 600 metros, y nunca más de 8 minutos a pie.
Los espacios se interconectan con un gran patio central, que es el verdadero corazón del aeropuerto.
Esta gran plaza central ha sido construida en varios niveles y concebida como un lugar de encuentro público para pasajeros de todo el mundo. La tecnología de vanguardia, casi futurista, garantiza la organización inteligente y eficiente de todos estos espacios, coordinando los servicios para viajeros: sistemas de reconocimiento facial, acceso a los teléfonos inteligentes y registros automáticos, lo que permite tiempos de cruce de fronteras más rápidos. Por último, un centro de transporte multimodal de 80.000 m2 se ha integrado en el edificio de la terminal, proporcionando transferencias directas al centro de Beijing en las redes ferroviarias locales y nacionales, incluidos los trenes de alta velocidad que tardan solo 20 minutos en llegar a la ciudad.
Un aeropuerto ecológico
El aeropuerto también tiene credenciales extremadamente verdes. Situar la mayoría de las puertas de embarque en una terminal con una sola área de tránsito de pasajeros significa que se han alcanzado objetivos extremadamente altos en términos de gestión ambiental y sostenibilidad, reduciendo el consumo de energía y las emisiones de CO2 en un 50%. Las estrategias de sombreado, el acristalamiento de alto rendimiento y los sistemas de iluminación orientados a reducir el rendimiento energético han desempeñado su papel en esto. Hay muchos paneles solares que producen energía eléctrica a partir de fuentes renovables.
La calefacción centralizada del aeropuerto con recuperación de residuos de calor está respaldada por un sistema de bomba geotérmica. También se ha pensado mucho en la gestión del agua, con la provisión de un sistema de recolección de agua de lluvia, que permite al aeropuerto recolectar y fitopurificar hasta 2.8 millones de metros cúbicos de agua. El exceso de agua se volverá a canalizar hacia nuevas áreas de humedales, lagos y arroyos, evitando inundaciones y contrarrestando los efectos no deseados en el microclima local.
Con una superficie de 700.000 m2, el aeropuerto internacional de Beijing es uno de los más grandes y concurridos del mundo. Actualmente maneja 45 millones de pasajeros al año, pero para 2025 será un punto de tránsito para 72 millones, con estimaciones que sugieren que esta cifra aumentará a 100 millones para 2040.
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